Las comunidades de vecinos son todos los propietarios o residentes de un mismo edificio que comparten el espacio y lugares comunes de un edificio como la entrada, el patio, plazas de parking, ascensor, etc. En algunos casos los vecinos dentro de una comunidad de vecinos deben compartir también aspectos comunes como la calefacción o el aire acondicionado. Pero lo más básico que se tiene en común dentro de las comunidades de vecinos son las instalaciones de electricidad y gas, y no por eso son las que traen menos problemas.
Una comunidad de propietarios se rige legalmente por la Ley de Propiedad Horizontal como máxima autoridad legal y también por las normas o estatutos acordados por los mismos propietarios. La Ley de Propiedad Horizontal regula la utilización de espacios y servicios comunes del inmueble. Por otro lado, las normas y leyes internas de las comunidades de vecinos regulan la organización de las cosas menores de los propietarios.
Según la Ley de Propiedad Horizontal, en el caso de instalaciones de gas, por ejemplo, la misma instalación debe ser aprobada por la mayoría de la Junta de Propietarios. En el caso de que la instalación tenga como consecuencia un incremento en el total de la cuota este aumento debe ser asumido por todos los vecinos, aunque no vayan a utilizar el servicio de gas. En todos los casos, los propietarios deben permitir las obras necesarias dentro de sus respectivas viviendas.
La instalación eléctrica del edificio siempre se hace durante la construcción del edificio y, en general, cada propietario recibe su propio contador y esto no significa ningún problema. Además, la electricidad utilizada en las áreas comunes del edificio es cobrada en la cuota común. Pero en muchos casos se puede hacer una mejora del edificio con la instalación de paneles solares que proveerán energía para todos. En algunos casos, ésta se utiliza para dar electricidad y en otros para agua caliente o calefacción. Esto siempre significa un ahorro económico y energético.
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