Realizar la reforma de un edificio histórico es una obra realmente importante. Si, además, esa reforma se va a realizar para convertirlo en un hotel de lujo la trascendencia es aún mayor. Y este es, precisamente, el reto al que se va a enfrentar el inversor español Rafael Serrano, que ha adquirido el edificio del Arco del Almirantazgo de Londres –uno de los más representativos de la ciudad- para transformarlo en alojamientos sólo aptos para algunos bolsillos privilegiados.
El inmueble, situado en el espacio que une Trafalgar Square con el Palacio de Buckingham, fue construido por Eduardo VII en honor a la Reina Victoria, su madre, en 1912 y, hasta ahora, ha sido ocupado por oficinas gubernamentales.
Sin embargo, el primer ministro británico, David Cameron, decidió sacarlo a subasta en 2011 como parte de un plan en el que se ha previsto vender diversos activos inmobiliarios propiedad del Estado para reducir, tanto la deuda pública que acumulan, como las inversiones que realizan para el mantenimiento de estos edificios.
El empresario español, propietario de la compañía asesora Prime Investors Capital, se impuso en la puja –que finalmente se cerró en 60 millones de libras, es decir, 75 millones de euros- a la financiera suiza Reuben Brothers, a dos fondos de deuda soberana de Qatar y Abu Dhabi y a Mountgrange, una inmobiliaria británica, y alcanzó un acuerdo para arrendar el edificio por 125 años.
La venta, eso sí, se cerró con un acuerdo que impide que el inmueble se convierta en apartamentos o en una vivienda única. Por lo que Serrano, que ya tiene experiencia en invertir en el Reino Unido –en 2011 se asoció con Rosalía Mera, cofundadora de Inditex, para levantar un hotel Bulgari cerca de Hyde Park-, deberá realizar las reformas oportunas para que el Arco pueda alojar cerca del centenar de habitaciones que tiene previsto y con el nivel por el que desea apostar.