¿Está pensando en darle un nuevo aire a su hogar? ¿Ha adquirido una nueva vivienda y quiere sacarle todo el partido? ¿Emprende un negocio y necesita acondicionar el local? Contratar a un decorador puede considerarse un gasto extra, aunque en realidad es una buena inversión que se compensa ampliamente con el disfrute de una casa con ambiente. Más importante todavía resulta para restaurantes, tiendas de moda, hoteles y cualquier tipo de local o escaparate en el que sea importante transmitir unas determinadas sensaciones al cliente.
El decorador está capacitado para diseñar proyectos que no afecten a los elementos estructurales de la vivienda, fachadas o zonas comunes. Su formación incluye aspectos como el interiorismo, iluminación, creación de ambientes, clases de materiales, teoría del color o planificación de espacios, poniendo así en juego todos los detalles que el lego en la materia no tiene en cuenta a la hora de decorar un espacio. Por otra parte, la perspectiva de una persona ajena siempre es más objetiva, especialmente si se trata de alguien que está al tanto de todas las opciones y recursos que están disponibles en el mercado.
Aun el ambiente más agradable acaba haciéndose tedioso con el paso de los años, pero un buen decorador puede planificar las estancias de manera que sea posible combinar mobiliario e introducir pequeños cambios que suponen una renovación sensible.
Siempre es acertado contar con los servicios de un profesional para modelar los espacios según tus apetencias, pero si el presupuesto que manejas no te permite contratar a un decorador, puedes optar por pedir asesoramiento en la tienda de decoración donde vayas a adquirir el mobiliario, ya que hoy en días este tipo de comercios dispone de diseñadores de interior en la plantilla.